111Cuando Roboán llegó a Jerusalén, movilizó ciento ochenta mil soldados de Judá y Benjamín para luchar contra Israel y recuperar el reino. 2Pero el Señor dirigió la palabra al profeta Semayas:
3-Di a Roboán, hijo de Salomón, rey de Judá y Benjamín. 4Así dice el Señor: <<No vayáis a luchar contra vuestros hermanos; que cada cual se vuelva a su casa, porque esto ha sucedido por voluntad míaZZ.
Obedecieron a las palabras del Señor y desistieron de la campaña contra Jeroboán.
Roboán de Judá (931-914) (1 Re 14,26-31)
5Roboán habitó en Jerusalén y construyó fortalezas en Judá. 6Restauró Belén, Etán, Tecua, 7Betsur*. Soco*, Adulán, 8Gat, Maresa, Zif, Adoraín, Laquis, Azeqa, 9Sora, Ayalón* y Hebrón, 10fortalezas de Judá y Benjamín. 11Pertrechó las fortalezas, puso en ellas comandantes y las proveyó de almacenes de víveres, aceite y vino. 12Todas las ciudades tenían escudos y lanzas; estaban perfectamente armadas. Reinó en Judá y Benjamín.
13Los sacerdotes y levitas de todo Israel acudían desde sus tierras para reunirse a él; 14los levitas abandonaron sus ejidos y posesiones para establecerse en Judá y Jerusalén, porque Jeroboán y sus hijos les habían prohibido ejercer el sacerdocio del Señor, 15nombrando por su cuenta sacerdotes para las ermitas de los altozanos, para los sátiros y para los becerros que habían fabricado. 16Tras ellos, israelitas de todas las tribus deseosos de servir al Señor, Dios de Israel, fueron a Jerusalén para ofrecer sacrificios al Señor, Dios de sus padres. 17Consolidaron el reino de Judá e hicieron fuerte a Roboán, hijo de Salomón, durante tres años, tiempo en el que imitaron la conducta de David y Salomón.
18Roboán se caso con Majlat, hija de Yerimot, hijo de David y de Abijaíl, hija de Eliab, de Jesé. 19Le dio varios hijos: Yeús, Semarías y Zahan. 20Después se casó con Maacá, hija de Absalón, que le dio a Abías, Atay, Zizá y Selomit. 21Roboán quería a Maacá más que a todas sus otras mujeres y concubinas; tuvo dieciocho esposas y setenta concubinas y engendró veinticinco hijos y setenta hijas.
22A Abías, hijo de Maacá, lo puso al frente de sus hermanos, escogiéndolo como sucesor. 23Repartió prudentemente a sus hijos por todo el territorio de Judá y Benjamín y por todas las fortalezas, dándoles gran cantidad de víveres y procurándoles muchas mujeres.
Explicación.
11,5-12 Como premio por su obediencia, Roboán puede apuntarse notables éxitos en la organización de su reino; también en las medidas de defensa militar.
11,7 * = Casarroca; Seto.
11,9 * = Cervera.
11,13-17 Históricamente, la cosa es posible. Que en el momento de la separación algunos habitantes del norte prefirieran ser leales a la dinastía de David, hasta el punto de trasladarse, no es improbable. A algunos les convendría escapar si se habían significado durante la administración precedente; a los sacerdotes, porque quedaban sin empleo en el nuevo régimen cúltico instaurado por Jeroboán (1 Re 12,31). De esto saca el autor una doble lección para sus contemporáneos: primero, que la auténtica continuidad, la presencia de Dios, el culto legítimo se encuentra en Judá y Jerusalén, no en la región de los samaritanos; segundo, que los levitas han sido siempre fieles a ese templo, desde el principio.
Por otra parte, la frontera no quedó militarmente cortada, y algunos habitantes del norte muy bien pudieron sentir deseos de visitar el famoso santuario de Jerusalén, más impresionante que el de Dan; pero se trataría de visitas ocasionales. El autor nos presenta algo radical: en Jerusalén reside "el Dios de los padres"; en el norte ofrecen culto a "demonios y becerros", que ni siquiera llevan el nombre de dioses; por tanto, los que desean servir al Señor tienen que emigrar a Judá. La postura es polémica: no responde a la intención de Jeroboán, ni a sus palabras (1 Re 12,28), ni a la visión del reino del norte que aparece en otras fuentes.
11,18-21 En esta sección se muestra la bendición del Señor: la fecundidad asegura un sucesor al rey; los buenos tiempos de David y Salomón continúan.
11,22-23 Repartiendo a sus hijos por las fortalezas, si el dato es histórico, los tiene ocupados y alejados de intrigas cortesanas. Naturalmente estas medidas suponen y a bien crecidos a los hijos (Sal 45,17).
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