miércoles, 25 de marzo de 2020

2 CRÓNICAS. CAPÍTULO XVIII

181Cuando Josafat llegó al colmo de su riqueza y prestigio emparentó con Ajab. 2Años más tarde bajó a Samaría a visitar a Ajab. Este mató gran cantidad de ovejas y de toros para él y para su séquito; luego lo indujo a atacar a Ramot de Galaad. 3Ajab, rey de Israel, dijo a Josafat, rey de Judá:

-¿Quieres venir conmigo contra Ramot de Galaad?

Josafat le respondió:

-Tú y yo, tu ejército y el mío, iremos juntos a la guerra.

4Luego añadió:

-Consulta antes el oráculo del Señor.

5El rey de Israel reunió a los profetas, cuatrocientos hombres, y les preguntó:

-¿Podemos atacar a Ramot de Galaad, o lo dejo?

Respondieron:

-Ve. Dios se la entrega al rey. 6Entonces Josafat preguntó:

-¿No queda por ahí algún profeta del Señor para preguntarle?

7El rey de Israel le respondió:

-Queda todavía uno, Miqueas, hijo de Yimlá, por cuyo medio podemos consultar al Señor; pero yo lo aborrezco, porque nunca me profetiza venturas, sino siempre desgracias.

Josafat dijo

-¡No hable así al rey!

8El rey de Israel llamó a un funcionario y le dijo:

-Que venga en seguida. Miqueas, hijo de Yimlña.

9El rey de Israel y Josafat de Judá estaban sentados en sus tronos, con sus vestiduras reales, en la plaza, junto a la puerta de Samaría, mientras todos los profetas gesticulaban ante ellos. 10Sedecías, hijo de Canaaná, se hizo unos cuernos de hierro y decía:

-Así dice el Señor: Con éstos acornearás a los sirios hasta acabar con ellos.

11Y todos los profetas coreaban:

-¡Ataca a Ramot de  Galaad! Triunfarás, el Señor te la entrega.

12Mientras tanto, el mensajero que había ido a llamar a Miqueas le dijo:

-Ten en cuenta que todos los profetas a una le están profetizando venturas al rey. A ver si tu oráculo es como el de cualquiera de ellos y anuncias venturas.

13Miqueas replicó:

-¡Vive Dios! ¡Diré lo que mi Dios me mande!

14Cuando se presentó al rey, éste le preguntó:

-Miqueas, ¿podemos atacar a Ramot de Galaad, o lo dejó?

Miqueas le respondió:

-Id, triunfaréis. El Señor os la entrega.

15El rey le dijo:

-Pero ¿cuántas veces tendré que tomarte juramento de que me dices únicamente la verdad en nombre del Señor?

16Entonces Miqueas dijo:

-Estoy viendo a Israel desparramado por los montes, como ovejas sin pastor. Y el Señor dice: <<No tienen amo. Vuelva cada cual a su casa y en paz>>.

17El rey de Israel comentó con Josafat:

-¿No te lo dije? No me profetiza venturas, sino desgracias.

18Miqueas continuó:

-Por eso, escuchad la palabra del Señor: Vi al Señor sentado en su trono. Todo el ejército celeste estaba en pie a derecha e izquierda, 19y el Señor preguntó: <<¿Quién podrá engañar a Ajab, rey de Israel, para que vaya y muera en Ramot de Galaad?>>. Unos proponían una cosa, otros otra. 20Hasta que se adelantó un espíritu y, puesto en pie ante el Señor, dijo: <<Yo lo engañaré>>. El Señor le preguntó: <<¿Cómo?>>. 21Respondió: <<Iré y me transformaré en oráculo falso en la boca de todos los profetas>>. El Señor le dijo: <<Conseguirás engañarlo. Vete y azlo>>. 22Como ves, el Señor ha puesto oráculos falsos en la boca de esos profetas tuyos, porque el Señor ha decretado tu ruina.

23Entonces Sedecías, hijo de Canaaná, se acercó a Miqueas y le dio un bofetón, diciéndole:

-¿Por dónde se me ha escapado el espíritu del Señor para hablarte a ti?

24Miqueas respondió:

-Lo verás tú mismo el día en que vayas escondiéndote de habitación en habitación.

25Entonces el rey de Israel ordenó:

-Apresad a Miqueas y llevadlo al gobernador Amón y al príncipe Joás. 26Decidles: <<Por orden del rey, meted a éste en la cárcel y tasadle la ración de pan y agua hasta que yo vuelva victorioso>>.

27Miqueas dijo:

-Si tú vuelves victorioso, el Señor no ha hablado por mi boca.

28El rey de Israel y Josafat de Judá fueron contra Ramot de Galaad. 29El rey de Israel dijo a Josafat.

-Voy a disfrazarme antes de entrar en combate. Tú vete con tu tropa.

Se disfrazó y marcharon al combate.

30 El rey sirio había ordenado a los comandantes de los carros que no atacasen a chico ni grande, sino sólo al rey de Israel. 31Y cuando los comandantes de los carros vieron a Josafat, comentaron:

-¡Aquél es el rey de Israel!

Y se lanzaron contra él. Pero Josafat gritó, y el Señor vino en su ayuda, alejándolos de él. 32Los comandantes vieron que aquél no era el rey de Israel, y lo dejaron. 33Un soldado disparó el arco al azar e hirió al rey de Israel, atravesándole la cota de malla. El rey dijo al auriga:

-Da la vuelta y sácame del campo de batalla, porque estoy herido.

34Pero aquel día arreció el combate, de manera que sostuvieron al rey de Israel en pie en su carro frente a los sirios hasta el atardecer. Murió a la puesta del sol.

Explicación.

El libro de los Reyes narra este episodio como parte de la historia de Israel, en el reinado de Ajab. El Cronista lo traslada y añade leves retoques significativos.

18,1 El primero es un acto que reprueba y que históricamente trajo consecuencias funestas a Judá: se trata del matrimonio del heredero, Jorán, con Atalia, educada por Jezabel (2 Re 8,18).

Ese parentesco por razones políticas le suena a nuestro autor como los matrimonios prohibidos con cananeos (Dt 7,3).

18,2 En rigor, cuando baja a Samaría es hacia el final de su reinado.

"Indujo": el verbo significa también seducir, engañar, instigar, y va a cuenta del Cronista. El parentesco, el gran recibimiento, el banquete espléndido seducen a Josafat. Y todo se desarrolla bajo el signo del engaño: falsos profetas, espíritu mentiroso, el disfraz de Ajab. Incluso la liberación de Josafat, si leemos el verbo del texto hebreo, el mismo en el v.31 que en el v.2: "el Señor vino en su ayuda engañándolos para que se alejasen de él".

El cronista se calla que Ramot pertenecía de derecho al rey de Israel y que la guerra era reconquista.

18,31 El autor introduce explícitamente al Señor como liberador de Josafat; tácitamente viene a decir que no protege a Ajab. Añade la intervención del Señor en defensa del rey de Judá (corregido el sospechoso verbo hebreo).

18,34 Suprime el desenlace narrado en 1 Re 22,36-38.

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