301Ezequías envió mensajeros por todo Israel y Judá, y escribió cartas a Efraín y Manasés para que acudiesen al templo de Jerusalén, con el fin de celebrar la Pascua del Señor, Dios de Israel. 2El rey, las autoridades y toda la comunidad de Jerusalén decidieron en consejo celebrar la Pascua durante el mes de mayo, 3ya que no habían podido hacerlo a su debido tiempo porque quedaban muchos sacerdotes por purificarse y el pueblo no se había reunido aún en Jerusalén. 4Al rey y a toda la comunidad les pareció acertada la decisión. 5Entonces acordaron pregonar por todo Israel, desde Berseba hasta Dan, que viniesen a Jerusalén a celebrar la Pascua del Señor, Dios de Israel, porque muchos no la celebraban como está mandado. 6Los mensajeros recorrieron todo Israel y Judá llevando las cartas del rey y de las autoridades, y pregonando por orden del rey:
-Israelitas, volved al Señor, Dios de Abrahán, Isaac e Israel, y el Señor volverá a estar con todos los supervivientes del poder de los reyes asirios. 7No seáis como vuestros padres y hermanos, que se rebelaron contra el Señor, Dios de sus padres, y éste los convirtió en objeto de espanto, como vosotros mismos podéis ver. 8No seáis tercos como vuestros padres. Entregaos al Señor, acudid al santuario que ha sido consagrado para siempre. Servid al Señor, vuestro Dios, y él apartará de vosotros el ardor de su cólera. 9Si os convertís al Señor, los que deportaron a vuestros hermanos e hijos sentirán compasión de ellos y los dejarán volver a este país. Porque el Señor, vuestro Dios, es clemente y misericordioso, y no os volverá la espalda si volvéis a él.
10Los mensajeros recorrieron de ciudad en ciudad la tierra de Efraín y Manasés, hasta Zabulón, pero se reían y se burlaban de ellos. 11Solo algunos de Aser, Manases y Zabulón se mostraron humildes y acudieron a Jerusalén. 12Los judíos, por gracia de Dios, cumplieron unánimes lo que el Señor había dispuesto por orden del rey y de las autoridades.
13El mes de mayo se reunió en Jerusalén una gran multitud para celebrar la fiesta de los Ázimos; fue una asamblea numerosísima. 14Suprimieron todos los altares que había por Jerusalén y eliminaron todas las áreas de incensar arrojándolas al torrente Cedrón.
15El catorce de mayo inmolaron la Pascua. Los sacerdotes levíticos confesaron sus pecados, se purificaron y llevaron holocaustos al templo 16Cada cual ocupó el puesto que le correspondía según la Ley de Moisés, hombre de dios; los sacerdotes derramaban la sangre que les pasaban los levitas. 17Como muchos de la comunidad no se habían purificado, los levitas se encargaban de inmolar los corderos pascuales de todos los que no estaban puros para consagrarlos al Señor. 18Gran número de personas, en su mayoría de Efraín, Manasés, Isacar y Zabulón, no observaron lo prescrito y comieron la Pascua sin haberse purificado. Pero Ezequías intercedió por ellos diciendo:
19- El Señor, que es bueno, perdone a todos los que sirven de corazón a Dios, al Señor Dios de sus padres, aunque no tengan la pureza ritual.
20El Señor escuchó a Ezequías y curó al pueblo.
21Los israelitas que se encontraban en Jerusalén celebraron la fiesta de los Ázimos durante siete días con gran júbilo; los sacerdotes y levitas alababan al Señor día tras día con todo entusiasmo.
22Ezequías felicitó a los levitas por sus buenas disposiciones para con el Señor. Pasaron los siete días de fiesta ofreciendo sacrificios de comunión y confesando al Señor, Dios de sus padres. 23Luego la comunidad decidió prolongar la fiesta otros siete días. Y pudieron hacerlo, con gran júbilo, 24porque Ezequías, rey de Judá, les proporcionó mil toros y siete mil ovejas, y las autoridades, mil toros y diez mil ovejas; además, se purificaron muchos sacerdotes. 25La alegría reinaba entre la comunidad de Judá, entre los sacerdotes, los levitas, los que habían venido de Israel, los extranjeros procedentes de Israel y los residentes en Judá. 26Una fiesta tan magnífica no se recordaba en Jerusalén desde los días de Salomón, hijo de David, rey de Israel.
27Los sacerdotes levíticos se levantaron para bendecir al pueblo. El Señor escuchó su voz, y la plegaria llegó hasta su santa morada de los cielos.
Explicación.
30 Hay que recordar el carácter fundacional de la Pascua: al salir de Egipto ( Ex 12), al ponerse en marcha en el desierto (Nm 9), al entrar en la tierra prometida (Jos 5). La Pascua de la nueva era tiene que congregar y unificar a todos los israelitas de buena voluntad. También a los arrastrados por el cisma, a los que están dispuestos a responder a la llamada del Señor por medio de Ezequías. Lo que quiso impedir Jeroboán, las romerías a Jerusalén, tiene que comenzar a imponerse en la nueva situación. Cuando sobrevenga la catástrofe, algunos israelitas poseerán ya una experiencia viva y personal de las fiestas en Jerusalén, y sabrán a qué atenerse.
Esto es en rigor cronológico el primer año del reinado de Ezequías. Pero Cronista quiere abarcar en este capítulo lo que sucederá unos cinco o seis años más tarde, después de la caída de Samaría.
Vuelve también la antigua geografía, desde Dan hasta Berseba. Ezequías puede permitirse el envío de mensajeros a todo el territorio del antiguo Israel, sin pasar por alto la división Israel-Judá a respuesta tiene que ser libre, y así funciona esta Pascua como factor que discierne a fieles de infieles, recreando un pueblo escogido. Empieza a realizarse el viejo ideal de la unidad: un Señor, un pueblo, un templo, una Pascua.
30,1 Efraín y Manasés son la parte más importante del norte. "Dios de Israel" es el título de la alianza con el pueblo entero.
30,2 La celebración se retrasa un mes, según el precedente de Nm 9, dando así tiempo a los distantes para llegar.
30,3 Nm 9,6-12.
30,5 En tiempos antiguos la Pascua se celebraba en familia; más tarde constituyó una de las romerías anuales a la capital.
30,6-9 Como en otro tiempo Josafat predicó la conversión por todo Judá, así ahora Ezequías la predica por todo Israel. La palabra clave del discurso es shub: si ellos vuelven (= se convierten) a Dios, Dios volverá a ellos, se volverá (apartará) de su cólera, y los desterrados podrán volver ( = retornar) a su patria. El discurso se remonta a los patriarcas, antecesores de los dos reinos.
El discurso presupone claramente la victoria asiria y la deportación. A través de la inexactitud cronológica se abre paso la intención del autor, que nos quiere presentar una nueva era. El emperador asirio ha liquidado la maldad del norte, los templos y la dinastía cismática; queda el pueblo, para quien todavía es posible la conversión.
30,9 La compasión de los deportadores se dice con una frase tomada de la oración de Salomón al dedicar el templo (1 Re 8,50): véase también Sal 106,46. En esa compasión humana inesperada se realiza y revela la compasion de Dios, según su título clasico (Sal 86,15; 103,8; Ex 34,8, etc).
30,10-12 No es coherente la enumeración de tribus: en primer lugar, el extremo septentrional no es Zabulón, sino Dan; además, en el v.18 se menciona Isacar; en total salen cinco tribus del norte y dos del sur, no se mencionan las de Transjordania.
Más importante para el autor es la división de actitudes frente a la llamada (Nehemías emplea el mismo verbo "burlarse" hablando de los enemigos de la reconstrucción de la muralla: Neh 2,19; 3,33). División ya conocida en tiempos de Débora (Jue 5). Sólo en Judá no existe tal división, por gracia de Dios.
30,15 El mes no coincide exactamente con el nuestro; es más bien abril-mayo, como se puede ver por nuestra Pascua, que puede caer en marzo o en abril, y corresponde al "mes primero" de los judíos. La confesión antes de celebrar la Pascua no se menciona en otros textos.
30,19 La intercesión del rey hace prevalecer la disposición interior sobre la prescripción ritual externa (Lv 15,31); sienta un precedente importante a la vez que ilumina muchas páginas sobre ceremonias prescritas y descritas.
30,25 Extranjeros o emigrantes que residían en el territorio del norte incorporados a la comunidad.
30,27 Véase Nm 6,22-23 y Sal 67.
No hay comentarios:
Publicar un comentario