191Josafat de Judá volvió sano y salvo a su palacio de Jerusalén. 2Pero el vidente Jehú, hijo de Janamí, le salió al encuentro y le dijo:
-¿Conque ayudas a los malvados y te alías con los enemigos del Señor? El Señor se ha indignado contigo por eso. 3Pero cuentas también con buenas acciones: has quemado las estelas de este país y has servido a Dios con constancia.
4Josafat estableció su residencia en Jerusalén, pero volvió a visitar al pueblo, desde Berseba hasta la sierra de Efraín, convirtiéndolo al Señor, Dios de sus padres. 5Estableció jueces en cada una de las fortalezas del territorio de Judá 6y les advirtió:
-Cuidado con lo que hacéis, porque no juzgaréis con autoridad de hombres, sino con la de Dios, que estará con vosotros cuando pronunciéis sentencia. 7Por tanto, temed al Señor y proceded con cuidado. Porque el Señor, nuestro Dios, no admite injusticias, favoritismos ni sobornos.
8También en Jerusalén designó a algunos levitas, sacerdotes y cabezas de familia para que se encargasen del derecho divino y de los litigios de los habitantes de Jerusalén. 9Les dio esta orden:
10-Actuad con temor de Dios, con honradez e integridad. Cuando vuestros hermanos que habitan en sus ciudades os presenten un caso de asesinato, o bien os consulten sobre leyes, preceptos, mandatos o decretos, avisadles para que no se hagan culpables ante el Señor y no se derrame su cólera sobre vosotros y vuestros hermanos. Si actuáis así estaréis exentos de culpa. 11El sumo sacerdote Amarías presidirá las causas religiosas, y Zebadías, hijo de Ismael, jefe de la casa de Judá, las civiles. Los levitas estarán a vuestro servicio. Ánimo, a trabajar, y que el Señor esté con los buenos.
Explicación.
19,1 Sal 139,21s.
19,2-4 En boca de un profeta pone el Cronista su juicio global y diferenciado sobre el rey Josafat. Ha huido derrotado, por su mala alianza, pero ha salvado la vida, por sus buenas acciones.
En compensación inicia el rey una tarea personal de reforma religiosa: ahora es él mismo el predicador itinerante de la conversión. Como escarmentado ante la desgracia de su colega y su propio peligro extremo. Un juego de palabras dice la continuidad de las acciones.
19,5-11 La reforma religiosa sirve de base a una reforma judicial en gran escala. Véase especialmente Dt 16,18-20 y 17,8-13, que bien pueden recoger ordenaciones más antiguas.
19,5 La presencia de un magistrado en las ciudades fortificadas podía evitar abusos de la guarnición militar y resolver cuestiones de competencia; por su parte, la guarnición podía afianzar la autoridad de los magistrados. Como esas ciudades eran fácilmente accesibles, la institución creaba una instancia intermedia, como de cabezas de partido.
19,6-7 La frase es programática: El Señor se revela como fuente y supremo garante de la justicia humana; ante él son responsables los jueces humanos. Por eso deben éstos sentir casi un "pánico sagrado" en el ejercicio de su función. De esta manera recibe la justicia humana su última gravedad y se realiza el hombre simbólico del rey "el Señor juzga". Véase Sab 12 y también Dt 1,17; 10,17.
19,8 Es un tribunal mixto con autoridad local para asuntos profanos y nacional para asuntos religiosos; también puede considerarse como tribunal supremo cuando los contendientes apelan a la autoridad del templo.
19,10 Puede tratarse de distinguir entre homicidio y asesinato, de dirimir conflictos entre diversas leyes y decretos. Si la justicia humana no sigue su recto curso, surge la responsabilidad ante el Señor, con posibles graves consecuencias para toda la comunidad.
La administración de la justicia no sólo afecta a los directamente interesados en los conflictos, sino a toda la comunidad; por eso los jueces tienen una responsabilidad colectiva. Dt 17,8-13.
19,11 Los asuntos "contenciosos" (= del rey): o los intereses de la corona, o bien los asuntos civiles en oposición a los religiosos. La última frase es ambigua: puede significar que el Señor está de parte de los buenos (sin favoritismos, v.7), lo cual se hace realidad por la recta administración de la justicia, o dispuestos a desempeñar honradamente su oficio (en 17,3 leíamos que el Señor estaba con Josafat).
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