151El Espíritu del Señor vino sobre Azarías hijo de Obed. 2Salió al encuentro de Asá, y le dijo:
-Escuchadme, Asá, Judá y Benjamín: Si estáis con el Señor él estará con vosotros si lo buscáis, se dejará encontrar; pero si lo abandonáis os abandonará 3Durante muchos años Israel vivió sin Dios verdadero sin sacerdote que lo instruyese, sin ley. 4Pero en el peligro volvieron al Señor Dios de Israel lo buscaron y él se dejó encontrar 5En aquellos tiempos nadie vivía en paz, todos los habitantes del país sufrían grandes turbaciones. 6Pueblos y ciudades se destruían mutuamente, porque el Señor los turbaba con toda clase de peligros. 7Pero vosotros cobrad ánimo, no desfallezcáis, que vuestras obras tendrán su recompensa.
8Cuando Asá escuchó esta profecía de Azarías, hijo de Oled, se animó a suprimir los ídolos de todo el territorio de Judá y Benjamín y de las ciudades que había conquistado en la sierra de Efraín, y reparó el altar del Señor que se hallaba delante del vestíbulo. 9Luego reunió a los judíos a los benjaminitas y a los de Efraín Manasés y Simeón que residían entre ellos (porque muchos israelitas se habían pasado a su bando a ver que el Señor su Dios, estaba con él). 10Se reunieron en Jerusalén en mayo del año quince del reinado de Asá. 11Sacrificaron al Señor setecientos toros y siete mil ovejas del botín que habían traído, 12e hicieron un pacto, comprometiéndose a servir al Señor, Dios de sus padres, con todo el corazón y toda el alma 13y a condenar a muerte a todo el que no lo observase grande o pequeño, hombre o mujer 14Así lo juraron al Señor a grandes voces, entre vítores y al son de trompetas y cuernos. 19Todo Judá festejó el juramento lo habían hecho de corazón, buscando al Señor con sincera voluntad; él se dejó encontrar por ellos y les concedió paz con sus vecinos.
16El Rey Asá le quitó el título de reina madre a su madre. Maacá, por haber hecho una imagen de Astarté. Destrozó la imagen, la redujo a polvo y la quemó en el torrente Cedrón. 17No desaparecieron de Israel las eritas de los altozanos, pero el corazón de Asá perteneció íntegramente al Señor durante toda su vida. 18Llevó al templo las ofrendas de su padre y las suyas propias: plata, oro y utensilios.
19Los treinta y cinco primeros años de su reinado no hubo guerras.
Explicación.
15,1-7 La aparición del profeta y su sermón religioso se parece a las intervenciones de mensajeros divinos en el libro de los Jueces: por ejemplo 2,1-5; 6,8-10; 10,6-16. También en el contenido hay claras alusiones al tiempo de los Jueces, cuando no había ni rey ni sacerdote (sobre todo Jue 17), pero sin desarrollo concreto, sólo con datos generalizados.
El comienzo, de ritmo muy marcado y correspondencias rigurosas suena como un slogan. El "Dios con vosotros", es como un eco del Emanuel de Isaías. Véanse también 1 Cr 28,9 y 2 Cr 12,5.
El vivir "sin Dios verdadero" es una versión del culto a los baales o ídolos cananeos tema repetido en Jueces.
15,8 Si la reforma ya ha concluido y ha traído como regalo una victoria impresionante, parece que no hace falta más reforma. Pero aquí encontramos más bien un esquema de renovación de alianza, al estilo de Jos 24. La ceremonia incluía, como rito preparatorio, la destrucción de toda clase de ídolos y amuletos prohibidos por la lealtad exclusiva al Señor (Jos 24,23); a esto se puede referir el autor con el término hebreo genérico y despectivo. Es de notar que aquí no se habla de ermitas y altozanos.
También formó parte de aquella alianza la erección de un altar (Jos 8,30, suponiendo la vinculación de este fragmento con el cap. 24). Como ya no se puede erigir un altar en Jerusalén, el rey Asá lo repara.
15,9 Otro elemento es la gran asamblea del pueblo (Jos 24,1). El mismo argumento, en campo internacional, se invoca en Is 45,14 y Zac 8,20-23.
15,10 La fecha parece coincidir con Pentecostés o fiesta de las Semanas, día en que se conmemoraba las promulgación de la Ley en el Sinaí.
15,12-13 El compromiso utiliza terminología deuteronómica. La pena de muerte responde a Dt 13 y 17,2-5. Lo que se castiga es la idolatría, es decir, el dar parte del corazón y del alma al Señor y parte a otros dioses; al Señor debe pertenecer todo el corazón y el alma.
15,15 Este pacto sincero y entusiasta asegura una larga etapa de paz.
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